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Maternidad y nuestros límites más extremos

Si tuviera que darle un consejo a una mujer embarazada por primera vez, le diría que

siga su instinto, que se informe para tomar decisiones que le hagan sentido y que

cuide de su salud mental. Y es que finalmente nadie puede cuidar de tu salud mental

más que tu misma.

Podríamos llamarlo “un asunto de doble interés”. Por una parte, al cuidarnos estamos

bajando índices de ansiedad, estrés o cansancio, lo que nos va a permitir disfrutar más

de nuestro día a día y nos dará claridad en nosotras mismas y lo que necesitamos. Y,

por otra parte, los beneficiarios directos de este autocuidado serán nuestros hijos.

La maternidad nos lleva a nuestros límites más extremos de amor y felicidad; y

también miedos y frustraciones. Invertir tiempo en nuestra salud mental, además de

ser un acto de amor hacia nosotras mismas, es también un acto de amor hacia

nuestros hijos.

Acá me gustaría recordar a un autor en psicología, Dr. Bion, que habla sobre el

concepto de Reverie el cual deriva del concepto de contención. Este se refiere a lo que

pasa en terapia en la relación terapeuta- paciente, la cual se puede homologar con lo

que sucede entre la madre y su bebé. La mamá metaboliza lo que su hijo le comunica,

prestándole parte de ella para interpretar la necesidad del bebé. Cuando mi guagua

llora, yo lo tomo y le hablo diciéndole y devolviéndole lo que le pasa: “Estás cansado,

por eso estás llorando. Te voy a ayudar a dormir”. Esa tarea los cuidadores la hacemos

todo el tiempo con cada muestra de comunicación que nos dan los hijos. Luego,

cuando son más grandes, debemos regular esas emociones que ellos no saben digerir,

y asimilarlas por ellos. Ese es un tremendo trabajo que desgasta y cansa mucho. Está

demostrado que tiempos de autocuidado ayudarán a estar más preparadas a la hora

de tener que metabolizar las necesidades de nuestras guaguas.


Los momentos de autocuidado no tienen que ser grandes salidas con las amigas por el

fin de semana completo. Los pequeños momentos también pueden ser muy

productivos para nuestro descanso y conexión con nosotras mismas.

Les dejo acá algunos ejemplos y, por supuesto, me encantaría que esta lista la

fuéramos llenando entre todas:

- Caminata de 15 minutos.

- Café en un lugar especial de la casa

- Siesta corta mientras alguien me cuida a mi hijo, o mientras mi hijo duerme.

- Baño de tina

- Leer dos páginas de un libro

- Momento de tejer o hacer alguna manualidad

Cuéntame qué más agregarías a la lista.


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